3 retos para una maternidad sana

    La felicidad es el resultado de elegir lo que se es.
A veces la maternidad me pone del revés y se me hace cuesta arriba educar a mi hijo. Otras, disfruto de él como nadie y me tomo mi buen tiempo junto a él para fortalecer nuestro vínculo y sentirnos en conexión y armonía. ¿A qué madre no le pasa esto?

Desde que he aprendido a acompañar a mi hijo en su camino, a transitar juntos las emociones, a relacionarme con él de una manera más cercana y más dialogada, funcionamos en casa de otra manera, más fluida, más sana.

Lidiar con nuestras propias emociones no es nada fácil, lleva tiempo y esfuerzo. Y más complicado es cuando tenemos que tratar con las de nuestros hijos. Porque las de uno se ponen frente a las del otro, y, o ponemos consciencia en el momento o se desata una guerra en la que ambas emociones se enzarzan y explotamos.  

En mi caso, mi hijo me refleja muchos aspectos de mi misma a los que tengo que prestar atención y después de pasar tiempo analizándolo me doy cuenta de que sirve para reconocer el error, asimilar la experiencia, aceptarla y avanzar.
Y con ese aprendizaje bajo el brazo podemos llegar a otro punto distinto.  
Aunque a veces salten conflictos, y es normal que los haya, otros momentos son de calma y disfrute.


La maternidad debe significar para nosotras las madres una cosa muy clara: disfrutar mientras acompañamos a nuestros hijos. Que haya conflictos de vez en cuando es normal y que haya momentos de disfrute con los hijos es lo deseable, porque para vivir una infancia y una maternidad sana, hay que lograr un vínculo sano entre nosotros. Pasar de la lucha constante al disfrute.

Tener esto presente me está sirviendo mucho. 


La maternidad me ha hecho recuperar mi conexión personal perdida ya que mi hijo ha supuesto ese cable a tierra que una vez desconecté.

Hacia una visión positiva de la maternidad

 
Para este curso escolar que acaba de comenzar (momento en el que hacemos los buenos propósitos) me he planteado 3 retos para conseguir una relación sana con mi hijo y ser la madre que él necesita (esa que sin lugar a dudas ya soy, pero que quizá a veces olvido) y lograrlo sin perder de vista mi propio camino de crecimiento personal. Vamos allá!
  


Reto #1: conectarme conmigo más a menudo



¿Por qué no me permito lo que necesito?
Con frecuencia el día a día con mi hijo me satura y necesito un tiempo de tranquilidad y recuperación de mi propio bienestar. Cuando me reservo espacios de escucha interna, luego aparece en mí una sensación de bienestar que me hace volver a mi hijo dispuesta a darle todo mi cuidado, amor, escucha y atención. Reconocer que necesito descansar y ocuparme con frecuencia de mi misma, me devuelve al equilibrio. Me permite recuperar mi propia vida.


A veces, respetar mis necesidades y dar prioridad a mi propio espacio me hace sentir egoísta pero a la vez, y aprendiendo más sobre el autocuidado, me doy cuenta de lo necesario que es. Gano más paciencia, más optimismo y más ganas de volver a estar con mi hijo.  
Lo visualizo como un repostaje, necesito cargar de nuevo mi batería interna para volver a mi hijo con la máxima carga ... y disfrutar juntos.

Leer, pasear, escuchar música, pintar, bailar, estar con mis amig@s, de manera semanal o diaria: un ratito de desconexión con el mundo y de conexión con mi mundo interior
Es mi primer reto a cumplir.

 

Reto #2: dejarme fluir con mi hij@

una vez conectada conmigo misma y con mis necesidades puedo satisfacer las de mi hijo, esto es que una vez me siento con fuerzas y con actitud positiva, me adentro en su mundo infantil. Estar presente en su vida de manera consciente y con consciencia en el momento presente, me lleva a dar prioridad a sus necesidades de niño, con sensibilidad y amor

No tiene que entender nuestro mundo adulto, sino al revés, colarnos nosotros en su mundo. Y ello supone planear actividades juntos, en familia, como ir al teatro, hacer marionetas en casa, leer cuentos juntos, ir a un taller en el museo, hacer divertidas posturas de yoga, visitar un parque... con experiencias como éstas nos sentimos más conectados entre nosotros, de mejor humor y con más ilusión para afrontar lo que venga. Desde esta perspectiva, ¿no sientes fascinación de compartir junto a tus hij@s de una manera tan placentera?

Aprender sobre maternidad, juntarme con madres que comparten mi visión de la crianza, tener contacto con gente afín, compartir experiencias con otros niños, leer libro/blogs específicos sobre educación, asistir a talleres sobre crianza... Todo esto me ayuda a conectar con mi maternidad de una manera más consciente.


Reto #3: acompañarle desde el respeto


¿No os pasa que los años de maternidad te hacen consolidarte más en tu rol de madre?
Tod@s llegamos a esto sin tener idea, sin manual de instrucciones. Si sabemos escuchar nuestro instinto, nos daremos cuenta que no nos hace falta "libro", sino escucha interior. Esa vocecilla del inconsciente nos susurra lo más conveniente en cada momento. 


Mi reto para cuidar su crecimiento es hacer un balance entre libertad y límites. Llevarles de la mano sin entorpecer su camino, poniendo los límites adecuados para su crecimiento y sin querer poseerlos. Darle espacio y permitirle que transite sus emociones y resuelva sus situaciones y frustraciones por sí mismo, eso sí, acompañándoles a transitarlas.  
Esa sabiduría que todas tenemos y que nos hace decir sí cuando sea así, y decir no, cuando toque decir no. Esto es poner límites cuando corresponda. 

Y sinceramente este es mi mayor reto, mantenerme firme ante los límites, y siempre que sean límites respetuosos.


Recordemos que cada una somos la mejor madre que podemos ser para nuestros hijos, y que ellos necesitan de nosotras. Es un proceso, seamos consciente de ello y caminemos con calma y firmeza. 

Tenemos muchos años para caminar juntos, hasta que llegue el momento de responsabilizarse de si mismos, de desplegar sus alas y emprender el propio vuelo hacia su realización personal. 

Si trabajamos cada día por mejorarnos, la vida nos devolverá la energía y la vitalidad que queremos para nosotras, que será el mejor legado para nuestros hijos.

¿Te sumas al reto?