Juego, disfrute y aprendizaje con los hijos

La infancia es la más bella de todas las estaciones de la vida - Anónimo

La época estival es siempre sinónimo de alegría, agua, luz, color, conexión con la naturaleza, vivir sin prisas ni horarios... es cuando más receptivos estamos a disfrutar, a mantener una comunicación más abierta y a compartir más juego con nuestros hijos. El buen humor lo inunda todo.

La lástima es que llegue el invierno y entre rutinas, exigencias y asfalto olvidemos disfrutar en familia de aquello que nos hacía sentir tan bien, quedando en una mera práctica de verano.
Hagamos de esas buenas sensaciones veraniegas una filosofía de vida y mantengamos la actitud de vivir así cada día del año, siendo conscientes de los cambios que nos ofrece la naturaleza en cada estación y sintiendo cómo también nos vamos transformando en cada etapa junto a nuestros hijos. Es una invitación a vivir de forma más auténtica y consciente.

Particularmente, todos estos momentos de conexión con mi hijo, además de reportarme disfrute y aprendizaje, me generan mucha reflexión y conocimiento de cómo es el mundo infantil, cuál es mi papel como madre y cómo quiero educarle. Soy consciente de que la infancia de los hijos pasa volando y en esta etapa nos necesitan más que nunca por lo que debemos estar disponibles siempre. Debe ser nuestro compromiso para con ellos.


En nuestra relación madre-hijo entiendo que la clave de este crecimiento está en el respeto, la aceptación, la empatía, la escucha y en ofrecernos al otro desde la naturalidad y desde nuestro “yo” más profundo, nuestra esencia y valores. En casa seguimos la línea de la educación respetuosa, basada en el respeto por el niño y sus procesos de desarrollo, donde se le da libertad para ser como es y se le ofrece mucho apoyo y poco control, el justo y necesario para su seguridad y bienestar, entre otras cosas.

Después de esta primera reflexión quiero comentaros algo de lo que me he dado cuenta este verano con mi hijo y es: lo valioso que es disfrutar del tiempo libre con los hijos

Nuestra experiencia

Estos días hemos jugado a juegos espontáneos, creativos, simbólicos y de mesa. Hemos inventado historias mágicas sobre piratas y astronautas, leído cuentos cada noche, formado caritas divertidas con plastilina, construido castillos con piezas de lego, hemos dado largas caminatas por la montaña, nos hemos escondido en una tienda de campaña a leer cuentos “que dan susto”, nos hemos bañado en pozas de agua helada, hemos hecho el payaso y bailado de cualquier manera sin importarnos lo que pensaran los demás... tantas cosas! que me hacen darme cuenta de lo imprescindible que es estar DISPONIBLE para mi hijo en cualquier momento y situación.  

El niño vive esto como un sentirse atendido, comprendido, valorado y acompañado en su mundo infantil, y resulta vital para él. Esa disponibilidad y atención son necesarias para su correcto desarrollo mental, emocional y espiritual. También es fundamental que sea un tiempo de calidad, sostenido, de atención plena y escucha activa. Si no, no vale ;)

El juego tiene un valor muy importante en el desarrollo de los niños. Es una manera de conectar con su verdadera esencia, con sus necesidades, sus anhelos, sus ilusiones y sus sueños.
Me parece realmente valioso que aprendan a través de la experiencia, lo que llaman aprendizaje experiencial, y sobre todo como madre, facilitar y compartir esas experiencias a través del juego hace que enriquezcan su mundo, que les permitan aprender desde su libertad y fomentar su creatividad.

¿Para qué les sirve el juego?

Principalmente para conocer y explorar el mundo, reflexionar sobre el funcionamiento de las cosas, comprender los procesos, interactuar, cometer errores de los que aprender, descubrir cosas que van a ir integrando en sí mismos y en su manera de ver la vida, generando ideas de cómo actuar, cómo sentir, cómo pensar, cómo hacer...

En resumen, les proporciona conocimiento de sí mismos (favorece una buena autoestima, aprenden a valorarse, a sentirse), por sí mismos (les enseña a ser resolutivos, a tener iniciativa, a seguir su curiosidad e intereses) y junto a los demás (a comunicarse, a relacionarse, a compartir).

¿Y a nosotros, los mayores?

Con el juego, los padres tenemos también la oportunidad de revivir nuestra infancia, de volver a ser niñ@s de nuevo, de recrearnos en la imaginación, de conectar con nuestra creatividad...
A mí en concreto me faltó juego, por lo que vivenciarlo junto a mi hijo supone una sanación de mi niña interior y una reconexión con mi infancia.

Además, para los dos, disfrutar juntos del tiempo libre nos sirve para conocernos. Esa disponibilidad es un enorme regalo que les hacemos y la manera perfecta de fortalecer nuestro vínculo.

Sabemos que nuestra misión como padres y madres es orientar y guiar a nuestros hijos y que ellos son también una escuela para nosotros, entonces si abrimos nuestra actitud a dar y recibir, nos retroalimentaremos los unos a los otros. Veamos estos años que transitamos juntos como un camino de desarrollo y evolución y tratemos de no perder de vista nuestro objetivo: crecer juntos

Hagamos que este sendero sea un intenso camino de crecimiento para todos.

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Os propongo un libro que he descubierto en IKEA, en la sección de niños. 
Se llama ¡A jugar juntos! e incluye 55 divertidas propuestas de juego para niños y mayores.


 

Imágenes 1 - 4: Elena Shumilova
Imagen 5: fuente, Google


El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre. - See more at: http://www.citasyproverbios.com/citas.aspx?tema=Ni%C3%B1ez#sthash.MzqYcMPg.dpuf